Los
corredores biológicos urbanos son espacios geográficos que se utilizan para
nombrar ecosistemas que mantienen su conectividad dentro del paisaje de una
ciudad y que permiten el flujo de diferentes especies a través de ellos
asegurando la conservación, reproducción y mantenimiento de la biodiversidad.
A través
de herramientas estadísticas e informáticas como el levantamiento censal del
arbolado urbano y los sistemas de información geográfica, es posible elaborar mapas
de corredores de vegetación en una ciudad o localidad, útiles para la planificación
y la determinación de zonas en donde se deben llevar a cabo jornadas de
plantado y mantenimiento de árboles.
Estos
mapas analizan los corredores biológicos (franjas lineales de vegetación que
proporcionan una ruta continua o casi continua entre hábitats) y las copas de
los arboles (la zona superior del tronco); los árboles con sus copas juntas
sirven como un corredores ecológicos de conservación para aves e insectos. De igual
manera, proporcionan sombra a las personas que viven en la ciudad.
El inventario arbóreo de una ciudad o localidad forman
parte de los programas de arborización de las administraciones municipales, el
cual intenta establecer un diagnóstico sobre el estado actual de la población
arbórea ubicada sobre el espacio público.
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